La psicología comunitaria sigue siendo una rama poco conocida por el público general. Sin embargo, en los últimos años ha adquirido relevancia y ha sido aplicada en múltiples campos. El más reciente ha sido la psicología deportiva, ya que el componente colectivo del deporte lo hace una plataforma ideal para aplicar teorías comunitarias. De este modo, es posible encontrar un máster en psicología deportiva con énfasis en los efectos y las lógicas sociales de la práctica profesional y amateur del deporte.
Teniendo en cuenta lo anterior, este artículo busca destacar la importancia y los avances de la psicología comunitaria en el panorama actual, específicamente desde la pandemia de COVID-19.
Iniciativas desde la psicología comunitaria
Este campo de la psicología se enfoca en el acompañamiento a grupos caracterizados por su vulnerabilidad.
En lo que respecta a la COVID-19, aunque todos nos hemos visto impactados de una forma u otra, los colectivos más afectados son aquellos con enfermedades crónicas, debido a su susceptibilidad al virus; los trabajadores de la salud, por el contacto directo con la enfermedad; las comunidades rurales, puesto que se dificultaba el acceso no solo a los servicios de atención médica sino también eventualmente a la vacunación y, por último, las personas de bajos ingresos o que durante la pandemia fueron despedidas de su trabajo, viviendo un cambio de status tanto social como económico.
Además de los grupos vulnerables, la psicología comunitaria en Latinoamérica, según Jorgelina Di Iorio, PhD en psicología de la Universidad de Buenos Aires en Argentina, identificó un mayor nivel de estrés colectivo debido al aislamiento y la incertidumbre. Asimismo, aumentó el pánico, la ansiedad, la falta de concentración y los malos hábitos en el sueño y la alimentación, así como la hipocondría en toda la población.
Debido a su enfoque social, la psicología comunitaria ha ayudado a la salud pública a difundir información sobre las medidas preventivas, a visibilizar y fomentar el apoyo a grupos como los trabajadores de la salud y entablar diálogos con las comunidades.
Las herramientas tecnológicas permitieron que se siguieran promoviendo actividades en grupo y, aun así, preservar la distancia. Desde clases de ejercicio para el público general hasta charlas con psicólogos expertos sobre el estrés. La mayoría de gobiernos promovieron estas iniciativas propias de la psicología comunitaria.
Ahora que muchos han regresado a sus lugares de trabajo y de estudio, estos proyectos han vuelto a hacerse presencialmente. Trabajadores sociales y psicólogos, según Di Iorio, han estado presentes en ollas comunitarias y entregas de alimentos y productos de aseo para los más vulnerables.
Por las características del coronavirus y su método de transmisión, la formas de socializar cambiaron drásticamente. Se busca la distancia, el salvaguardar a los seres queridos y alejar a los desconocidos. Por esto, la psicología comunitaria ha sido tan importante para preservar la sensación de unión y apoyo mutuo. Di Iorio también estableció que, en países como Brasil y Cuba, los psicólogos han monitoreado el cumplimiento de los planes de acción estatales.
De este modo, al contrario de lo que se puede creer, el trabajo comunitario solo se ha fortalecido frente a la adversidad. La psicología comunitaria debe continuar el estudio y el trabajo con las diferentes comunidades teniendo en cuenta sus necesidades y, de ser posible, la colaboración con las entidades gubernamentales.