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Intervenciones sociales en comunidades virtuales

Intervenciones sociales en comunidades virtuales

Te cuento el final para bajar tu ansiedad: sí se puede intervenir socialmente, sí hay todo un ámbito laboral, sí hay que transformarnos. Lo explico:

Basta alejarnos unos quince años para visualizar que los ámbitos laborales y sociales fueron definitivamente influidos y mutados por las tecnologías digitales. Desde la compra del mercado hasta conseguir pareja se han convertido en actividades virtuales. Lo cotidiano construyó de manera precipitada un nuevo territorio. El territorio virtual.

El avance de los dispositivos electrónicos, los nativos digitales y un precio en apariencia absurdo para acceder al territorio virtual hicieron su magia: la masividad es tal que cobró vida propia. Es un territorio sostenido por los automatismos. Por cada 10 datos que se producen en Internet 6 corresponden a dispositivos, no a seres humanos. Hacia 2020 se calcula que iban a estar conectados a la red mundial dos dispositivos por cada persona que existiera en el planeta.

Este nuevo territorio donde gobiernan las métricas, los egos y las aplicaciones influyó, mutó rediseñó, cambió y absorbió todo o parte de diferentes espacios del territorio tradicional. Ese que caminábamos, por el que circulábamos físicamente. El del cara a cara. El que tiene las personas de carne y hueso y las instituciones de las paredes descascaradas. Donde sentimos los olores, los ruidos, el frío, el calor, el incómodo pero tan vital aspecto de andar acomodando el cuerpo y la mente a la otredad: la existencia inevitable de un otro que enfrenta exactamente lo mismo.

El territorio virtual encontró la forma de ofrecernos una existencia de alter egos. Podemos ser quienes queramos. Podemos recortar, exaltar, ocultar o crear rasgos que en el territorio físico difícilmente nos permita hacer. La experiencia de verte como eres cuando nos crucemos en un cruce de calles, es totalmente opuesta a encontrarte en Instagram. Tu imagen en la primera situación se me precipita. En IG hubo una producción de contenido orientada a generar una imagen determinada.

Entonces, si existe un territorio virtual que se materializa en interacciones, infraestructura y acciones que impactan en el territorio físico, podemos preguntarnos:

¿Existen las comunidades virtuales?

¿Existe el sujeto virtual comunitario?

¿Se pueden realizar intervenciones sociales grupales, comunitarias y sociales en el territorio virtual?

Voy a darte una pista de cómo sigue esto: las tres afirmaciones anteriores son afirmativas. Pero antes de comenzar a desarrollarlo es necesario resaltar una serie de premisas exploratorias:

Es probable que muchos de nuestros conocimientos y formaciones contengan aspectos anacrónicos. Que grandes porciones de lo que sabemos ya no sirva. Esto, muy a pesar de los nostálgicos, es necesario reconocerlo rápidamente porque no nos permite avanzar en nuestras prácticas y perdemos cotidianamente eficacia y eficiencia.

La diferenciación entre un territorio físico y uno virtual es a los fines de entender fenómenos de ocurrencia cotidiana. Estos fenómenos que muestran una dinámica particular y novedosa transforman dialécticamente (a través de un ida y vuelta, de un feed back) nuestra metodología de abordaje, nuestro modelo de abordaje y redefine el objeto de abordaje y explica de otra manera el tipo de sujeto que abordamos.

El rol del interventor social (entendido como aquél agente de cambio social que puede ser un profesional, un líder, un político, un cooperativista, u otro que manifiesta una intencionalidad de construir subjetividades para el acceso a derecho o el desarrollo) se traduce en el territorio virtual un conjunto de habilidades que se enmascararon y pujan por emerger bajo diferentes roles: el community manager es hoy el mayor exponente de esta emergencia. Una persona que trabaja sobre las interacciones de los sujetos virtuales que se encuentran en un espacio virtual que es un territorio virtual específico (se encuentran en lugares específicos y pueden tener interacciones específicas). Sí, es un rol que se relaciona con las empresas, con la búsqueda de conciliar sujeto virtuales en el mercado, pero hace diez años no existía ese rol. No existían los cursos de CM y si ibas a una empresa a ofrecerte como tal se reían de ti.

No, no te adelantes. El CM no es el interventor social de ésta época. No te enojes todavía. Sólo quiero decir que en el territorio virtual existe la capacidad de desarrollar un conjunto habilidades que nos permitan construir comunidades virtuales, abordar nuevos derechos emergentes, generar contención, resolver conflictos, implementar proyectos, generar prevención primaria (y secundaria y terciaria), realizar diagnósticos, y un número importante de acciones que se me ocurren cuando escribo estas líneas.

Ese nuevo ámbito de acción, ese nuevo ámbito laboral, ese nuevo territorio de intervención está ahí. Está esperándonos. Y no estamos haciendo nada significativo para empezar a conquistarlo. Nadie. Todavía seguimos actuando en él como actuamos en el viejo territorio, pero esta nueva virtualidad tiene otras reglas y hacia su descubrimiento vamos.

Es una tarea exploratoria, al modo de aquellas expediciones gracias a las cuales podíamos contar con mapas. La expedición no está exenta de peligros y exposiciones ya que vamos a ir en contra de cánones establecidos los últimos 50 años y tal vez contra nuestros padres fundadores. Pero es inevitable hacerlo. Porque si nosotros exigimos cambio, debemos ser los primeros en actuar en nosotros lo que le pedimos a los demás.

Este es el primero de cuatro artículos sobre Intervenciones Sociales en Comunidades Virtuales. Buceo en aguas oscuras. Pero sé que debemos hacerlo porque el conformismo y el stato quo es nuestro principal enemigo.

Nos encontramos en el próximo artículo. Espero tus comentarios!

 

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